Son sensores que advierten la presencia de un material metálico. Los componentes más
importantes de un sensor de proximidad inductivo son un oscilador (circuito resonante LC), un
rectificador demodulador, un amplificador biestable y una etapa de salida.
El campo magnético, que es dirigido hacia el exterior, es generado por medio del núcleo de
ferrita semiabierto de una bobina osciladora y de un apantallado adicional. Esto crea un área
limitada a lo largo de la superficie activa del sensor de proximidad inductivo, la cual se conoce
como zona activa de conmutación.
Por medio de los sensores de proximidad inductivos, solo pueden detectarse materiales
conductores de electricidad.
Dependiendo del tipo de conmutación (normalmente cerrado o normalmente abierto), la
etapa final es conectada o interrumpida si se presenta un objeto metálico en la zona activa de
conmutación. La distancia del área activa, donde se produce un cambio en la señal de salida, se
conoce como distancia de conmutación. Por ello, un criterio importante para seleccionar los
sensores de proximidad inductivos es el tamaño de la bobina incorporada en la cabeza del sensor.
Cuanto más grande sea la bobina, mayor será la distancia de conmutación activa. Pueden
alcanzarse distancias de hasta 250 mm.
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